Cada día estamos expuestos a una media de 1.200 mensajes de publicidad. En la calle, en internet, en la televisión… Lo digital ha revuelto las cartas: los formatos son más cortos y su frecuencia aumenta. Entonces, ¿cómo destacar en este mundo como marca? Te damos todas las claves para desarrollar una publicidad eficaz.
En primer lugar, es fundamental recordar que existen 3 tipos de anuncios, en función de tu objetivo. Por supuesto, el objetivo siempre es vender, y la publicidad puede contribuir a ello directa o indirectamente. Estas tres categorías ayudan a imaginar la campaña, independientemente de los medios en los que se enfoque:
– El nivel cognitivo: el consumidor se da cuenta de la existencia del producto o servicio, comprende su propósito y se da cuenta de sus atributos (al menos aquellos sobre los que se comunica el anunciante)
– Nivel afectivo: un anuncio te hace “querer probar el producto”, crea una imagen positiva de la marca y desarrolla el deseo en el consumidor.
– Conativo: la publicidad facilita la acción, aumenta la motivación de compra y reduce las barreras a la compra.
Para asegurarte de que un anuncio sea adecuado y relevante, la “creatividad” es tu principal guía a largo plazo.
Contenido
Hazte notar
¿Cómo captar la atención en 1 segundo y hacer que un transeúnte se detenga en la calle? En nuestros teléfonos inteligentes, en el transporte, en la calle… ¡Estamos sobreexpuestos a mensajes publicitarios! Nuestro cerebro dedica de 2 a 3 segundos al contenido antes de saltar a otro. ¿Quieres destacar? ¡Cautiva, asombra y sorprende!
A riesgo de decepcionarte, no existe (todavía) el ingrediente “publicitario perfecto”. Una pizca de humor, un toque de celebridad, una canción popular, usando las palabras “más” y “mejor”: si todo esto no corresponde a la expectativa de tu objetivo, perderás dinero y clientes. Directores artísticos, creativos y agencias están a tu servicio para ofrecerte la publicidad que se ajuste a tus necesidades y a la imagen que quieras dar. ¡La mayor fuente de imaginación es nuestra vida diaria! Un poco de conocimiento histórico, creatividad, una idea fuerte para desarrollar y listo.
Cuida tu discurso de tu publicidad
Objetivo número 1: ¡ser visible! Tu publicidad debe ser entendida y percibida rápidamente. Este paso es fundamental para empujar al receptor del mensaje a actuar. Para lograr este objetivo, ve a lo esencial. Mantener lo simple es a menudo lo más complejo del diseño.
“La perfección se logra, no cuando no hay nada más que agregar, sino cuando no hay nada más que quitar. “
Tras ser visto, el mensaje debe ser entendido. El discurso también incluye el significado dado a los elementos textuales y visuales.
Ilustraciones e imágenes: ¡que sean sencillas!
El mensaje seguramente será compartido y visto en otros países. Esto plantea la cuestión de la traducción y la comprensión cultural. De hecho, algunos símbolos que pueden parecerte triviales pueden tener otros significados. Este es también el caso de los colores, o de los significados que se les da a ciertos personajes o animales. Lo que puede hacerte reír; sin embargo, puede incomodar a otras personas. Esto requiere un poco de documentación.
Toca el corazón con la publicidad
Despertar emoción en el receptor hace que la publicidad sea efectiva. Necesitas hacer tu marca atractiva y generar confianza. En caso de fuerte competencia, es esta conexión afectiva y emocional la que marcará la diferencia en la mente de tus clientes.
Para ello, la narración puede servir como una sólida base. Más que promocionar el producto o servicio a cualquier precio, sus características o su atractivo precio, ¡cuenta una historia! Apuesta por anécdotas, momentos de infancia comunes a todos. Además, esta estrategia tiene muchas ventajas, ya que te permite:
– Despertar emociones
– Trabajar en la personalidad de la marca
– Promover la memorización
¡Sé memorable!
La memorización es la capacidad que tiene un anuncio de inscribirse en la memoria (en una charla, navegando por Internet, en medio de una discusión con familiares, etc.).
Un anuncio recordado es un anuncio consistente. Debe estar acorde con la imagen de la marca y su historia, y sobre todo bien estructurado. Esto implica que el anuncio adquiere su significado en la mente de cada persona que lo ve.
Ten en cuenta que la memorización no debe confundirse con la atribución. Estos son objetivos diferentes, que se calculan de manera diferente.
La atribución es más difícil de lograr que la memorización. La mayoría de las veces, recordamos un anuncio, una pieza musical, un eslogan, pero no la marca detrás de él. Para conseguirlo, hay que darle un protagonismo real a tu marca, dentro del propio escenario. No basta con colocar un logo a página completa al final de un comercial… Hay que ser más sutil.
¿Un buen ejemplo? La publicidad del BMW en el año 2000. El lema de la campaña, «¿Te gusta conducir?», trasmitía una emoción positiva, el placer de la conducción que se ha quedado grabado durante años y se ha asociado a la identidad de marca.