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Historia del catálogo: un medio impreso modular y práctico

por Laia
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Hoy en día el catálogo está en todas partes y en todos los formatos. Es utilizado por empresas públicas y privadas, universidades, asociaciones, hospitales. ¡Pero no siempre fue así! Descubre la historia de este medio impreso cuyo formato es tan modular como práctico.

¿Qué es el catálogo?

El catálogo es un medio impreso que consiste en hojas conectadas (es decir, ensambladas pegando la rebanada de las hojas en la parte posterior de su cubierta). Se encuentra con mayor frecuencia en formato A5, pero también existe en formato A4 y A6 y contiene al menos 4 páginas (dos hojas). El catálogo es un formato que se sitúa entre el flyer y la revista, siendo uno más corto y el otro más extenso.

Breve historia del catálogo

El catálogo es un documento informativo que presenta un producto, un servicio o una empresa y su actividad. Al mismo tiempo, una herramienta de comunicación, marketing o publicidad, que cumple diferentes objetivos y, por lo tanto, es muy práctica. Esta herramienta a menudo te permite entrar en los detalles de una oferta y complementa otra fuente de información, como un sitio web.

El catálogo más antiguo que se conoce data de más de 2000 años y se trata de una pequeña tablilla de arcilla, de más o menos 4 x 6 cm, confeccionada por los sumerios y contiene la referencia de unos sesenta títulos, es decir, en ella están los primeros renglones del texto, ya que en esa época las obras carecían de título.

De hecho, «catálogo» es una palabra griega que posteriormente fue adoptada por el latín “catalagus” significando “cata”= de arriba a abajo, y “log”= lenguaje. De este origen se deriva su uso a todo listado, nómina, o inventario ordenado, de cosas, personas o acontecimientos.

catalogo antiguo de ikea en 1950

Catálogo de 1950 de la conocida marca Ikea

El catálogo ha pertenecido durante mucho tiempo a la categoría de «literatura gris». La literatura gris, también conocida como literatura no convencional, es un término genérico que se refiere a los documentos producidos por la administración, la industria, la educación superior y la investigación, los servicios, las ONG, las asociaciones, etc., y que no entra en los canales habituales de publicación y distribución.

El adjetivo «gris» se utilizaba para referirse a un documento que circula en canales informales, lo que contrasta con el concepto blanco que representa claridad o una presencia más oficial, mediatizada y difundida.

Sí, ¡pero eso fue antes! Hoy en día, el mundo digital tiene un impacto en los usos, estilos de vida y, por lo tanto, en los medios de comunicación. Las marcas deben adaptarse a esto y ofrecer medios impresos adecuados tanto en contenido como en forma para que permanezcan visibles.

El catálogo tiene dos características que lo convierten en una ventaja definitiva hoy en día:

  • Compacto: es fácil de distribuir y cabe en un bolso o bolsillo.

Consejo : Opta por el formato A6 y evita acabados excesivos (que pesan sobre el papel).

  • Creíble: lo que leemos en un medio impreso tiene un carácter más legítimo que el contenido digital.

Consejo : Entrega información nueva, de origen y basada en ejemplos para aprovechar el valor del medio impreso.

¿Para quién?

El catálogo es un formato para personas que ya conocen tu marca, clientes o no, y que quieren obtener nueva información y conocer todo lo que ofreces desde tu identidad.

El lanzamiento de un nuevo producto es una gran oportunidad para atraer a un nuevo target e informarles sobre tu marca al mismo tiempo.

Siempre debes tener en cuenta que cada elemento tiene su importancia porque es simbólico y transmite tus valores. Colores, tipografías, imágenes… ¡Todo tiene sentido!

Digital e impreso, ¡elemental, mi querido Watson!

Los contenidos presentes en los medios impresos y digitales se complementan si están bien diseñados. Para ello, es necesario producir mensajes que aporten información diferente dependiendo del medio (y por lo tanto del target).

De hecho, cada medio tiene su objetivo y cada objetivo tiene diferentes expectativas. Para no cometer un error, tómate el tiempo para conocer y comprender sus objetivos. ¡Bien construida, tu estrategia te ahorrará energía y dinero!

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